El frío amor nos hiela la sangre en las venas como el duro y crudo invierno. Creí arder con el fuego de tu mirada, con tus caricias, con tus dulces palabras susurradas a mi oído, y la suavidad de tus labios al besarme... me hacían morir y resucitar en un instante.
Nuestro amor murió en una noche oscura y fría… murió víctima de las mentiras, murió cuando se dejo de sentir, cuando se dejo de sufrir; murió dejándonos desnuda el alma y con la cabeza agachada… sin querer mirarnos a los ojos… sin querer reconocer que fuimos sus asesinos, sumando otra mentira más y restando un motivo menos por el que perdonarnos.
Hace frío… tengo frío en este puñetero invierno.
Manuel Henestrosa de Antillón.