Caminos viejos, con historias escondidas, sierras
blancas, como la sonrisa de un niño,
Atardeceres románticos para parejas locas,
Amores perdidos, sueños rotos, deseos ocultos
Lágrimas frías como la brisa callada
Que recorre tus calles, por las que un día
Caminaron ilusiones moras.
Cierro mis ojos y estoy allí… en el paseo de
Los tristes, con el sol tras de la Alhambra
Que la hace parecer aun más bella.
Dios sabe que no pasa ni un solo día
De mi vida que no te tenga en mi mente…
GRANADA… la que a los mortales nos roba
El alma.
Manuel Henestrosa de Antillón.