Que temes que callas y cuanto callas más temes… maldita conciencia que no deja de hablar, habla en leguas extrañas que cuestan entender, pero se sienten como latigazos en la espalda, que con cada uno de ellos se nos va un trozo de nuestra piel. Muérdeme el alma sin piedad alguna, muerde hasta que no quede nada, arráncame cada sentimiento escondido donde sólo tu eres capaz de encontrarlos. Maldita traición oscura, malditos los dientes de tu corazón, maldita tu que me diste a beber tu néctar y ahora me niegas el agua. Comete mi alma entera, yo ya se la había vendido al diablo, así que nada me queda.
Autor: Manuel Henestrosa de Antillón.
(Cada día más loco-cuerdo).
Foto: Manuel Henestrosa de Antillón.