jueves, 12 de mayo de 2011

Yo escucho y entiendo a tu alma… tu no?.

Aún sigues con tu alma inundada de tristeza, en tus ojos vacíos se puede ver el dolor… un dolor que mata en silencio, sin decir nada, sin hacer nada. Lo peor de todo es verte abandonada a tu suerte, te has despojado de tus armas y de tus ganas de luchar. Tu indecisión ha pasado a ser indiferencia. Te da miedo la verdad, no quieres escucharla, no tienes la necesidad de analizar el por qué de las cosas, el saber hasta cuando seguirás en ese punto sin retorno, sin avance,  sin pérdida o ganancia. De nuestra vida en el pasado sólo nos queda el consuelo y la desgracia de poder recordarla… tú sabes bien por qué digo desgracia. Quizás la solución pasa  porque de una vez abramos los ojos… los ojos del alma y veamos, para bueno y para malo, poniendo rumbo a la verdad, (no a nuestra verdad), y sepamos reconocer esos pequeños detalles que todos unidos hacen un mucho, quizás, en ese momento nos demos cuenta que realmente no somos tan malos, que no estamos tan solos, que no lo hicimos tan mal y que quizás, solo digo quizás… nos hicieron más daño que el que nosotros hicimos. Es triste vivir en una mentira, aunque llegue a ser tan real. Es triste despertar en mitad de la noche y no sentir a nadie a nuestro lado, aunque no estemos solos. Es triste hablar y no ser entendidos, llorar y no ser oídos.
Yo escucho y entiendo a tu alma… tu no?.

                                                               Manuel Henestros de Antillón.
 Río Guadiana... Foto: Manuel Henestrosa de Antillón.