Pidiendo perdón por querer acariciar el sol cada mañana, por
desear el brillo de tu mirada, la frontera de tus pensamientos y la tibia
calidez de tu aliento.
Pidiendo perdón por sentir que el viento arrastra tu nombre,
tus labios los guardianes de un beso, ser sombra de un sueño, de un instante
para decir te quiero. De esperar una eternidad ausente, de morir sin llegar a
tenerte.
Sonreír por un beso frío.
Pidiendo perdón por malgastar cada día de vida que se nos
regala.
Hablo en silencio, callo gritando, sufro riendo, rio
llorando, siento doliendo, maldigo rezando, perdono matando, muero viviendo,
miro no viendo…pobres cavilaciones que nacen de dentro de mí.
Me quiero marchar sin despedidas, sin recuerdos, sin
rencores…pidiendo perdón con la cabeza agachada.
Autor: Manuel Henestrosa de Antillón.